Según la Organización Mundial de la Salud, el control de cadena de frío de sangre es un proceso para mantener las condiciones de temperatura ideales de la sangre y sus derivados cuando son almacenadas y transportadas. Este proceso y control se inicia en el punto de recolección de la sangre desde un donante hasta el punto de transfusión, donde el paciente recibe la sangre o sus productos.
Desde el punto de inicio hasta el punto de término, la sangre es procesada, empaquetada, transportada y almacenada.
Pasando por distintas unidades, protocolos, profesionales, responsables, e inclusive instituciones. Como profesionales sanitarios, sabemos que las diferencias entre los niveles de temperatura y las condiciones durante el almacenamiento y el transporte de sangre y hemoderivados pueden afectar la viabilidad de sus constituyentes.