Capacitación, difusión y notificación de incidentes; potenciar estos instrumentos es potenciar la bioseguridad

En los últimos años, se ha visto un incremento en la investigación vinculada a biodefensa, incluyendo investigación en enfermedades infecciosas emergentes, lo que ha conducido a un aumento en el número de laboratorios de biocontención en los Estados Unidos. Además, el “Select Agent  Program” de los Estados Unidos, que fue publicado tras los ataques con Anthrax, proveyó de una regulación de la bioseguridad aún más estricta, sobre todo en el traslado y transferencia de agentes infecciosos. Tal que, la bioseguridad se ha convertido en un asunto importante, tanto para laboratorios que trabajan con patógenos, como Universidades que se dedican a la investigación con estos patógenos. Sin embargo, y a pesar del auge de la bioseguridad, se han reportado numerosos “accidentes laborales” en los que están involucrados agentes infecciosos. Tras las investigaciones se concluyó, tanto la capacitación en bioseguridad como las notificaciones de incidentes o accidentes, eran insuficientes.

Ante tal situación, en 2008 el “Regional Center of Excellence for Emerging Infections and Biodefense” (SERCEB) convocó a profesionales de bioseguridad e investigadores de 7 SERCEBs a un workshop donde revisaron sus sistemas de notificación de incidentes que involucran agentes infecciosos, buscando una manera de mejorar este sistema de notificación.  En el workshop se definió incidente como “cualquier ocurrencia que tiene el potencial de conducir a una exposición no intencional de agentes infecciosos a humanos, animales o el medioambiente”. Los participantes consensuaron que existe una directa relación entre reporte de incidentes y capacitación en bioseguridad. Concluyendo en este aspecto, en la importancia de mejorar la cultura de la bioseguridad en los laboratorios de tipo Laboratorios con Nivel de Bioseguridad 2 (BSL-2) y Laboratorios con Nivel de Bioseguridad 3 (BSL-3). También concluyeron que se requerían más datos para determinar una causa a este incremento de incidentes.

Por tal razón, se envió un cuestionario anónimo online de 51 preguntas a miembros de la “American Biological Safety Association” (ABSA) que trabajan en laboratorios de tipo BSL-2 y BSL-3. Este cuestionario arrojo que un 19% de los suscritos a ABSA respondieron la encuesta, de este 19%, aproximadamente un 30’% indicó que tenía, al menos, un curso profesional en bioseguridad, un 12% eran profesionales de la bioseguridad registrados, un 11% eran profesionales de bioseguridad certificados y un 8% indicó que eran profesionales en bioseguridad certificados y registrados.

La mayoría de quienes respondieron la encuesta indicaron que sus laboratorios tenían, a lo menos 3 profesionales dedicados a la bioseguridad. Un 94%, pertenecientes a laboratorios de tipo BSL-2 o menos indicó que tenía menos de 3 profesionales dedicados a la bioseguridad. Un 6% de los pertenecientes a laboratorios de tipo BSL-3 o superior indicó que tenía menos de 3 profesionales dedicados a la bioseguridad.

De los 136 encuestados que respondieron y pertenecen a laboratorios de  tipo BSL-3, casi todos indicaron que quienes trabajen en su laboratorio deben contar con capacitación en bioseguridad. De los pertenecientes a BSL-2 un 85% indicó que se requiere capacitación para trabajar en estos laboratorios y un 64% evalúa  y considera el nivel de conocimiento en bioseguridad de los candidatos a algunos de sus puestos….

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